«¿Qué significa
la música?» ¡Vaya una incógnita! María Ángeles Porres Ortún lanzaba la cuestión
a eso de las 8 media de la tarde del 13 de mayo, desde el altar de la Iglesia
de San Miguel y San Julián. Sobre algo tan subjetivo, tan dependiente del
gusto, bien pudieran tenerse innumerables visiones, diferentes en cada
individuo. Al menos, para una maestra, exdirectora de conservatorio y veterana
de la política municipal y regional como ella, sí hay algo claro: que es una
gran herramienta “para la integración y la formación”; algo muy “importante” en
la vida de las personas, puesto que “gracias a ella, sentimos mucho más”.
Porres exponía sus
reflexiones ante los asistentes que abarrotaban el templo a esas horas. Era una
gente que buscaba, allí congregada, recibir una de esas vitales dosis de música
tras su discurso introductorio: en concreto, la de las púas al rozar las
cuerdas. Porque lo que se disponía a acontecer era la clausura de la XVI
Muestra de Música de Plectro “Ciudad de Valladolid”, con la Orquesta de Laúdes
Españoles Conde Ansúrez ya en el escenario, lista para deleitar a su fiel
audiencia una vez más.
Es la decimosexta
ocasión que la Orquesta participa y organiza (como asociación cultural que
también es) en la que es ya una de las pocas citas consolidadas en España dedicadas
a instrumentos de plectro. Unas jornadas que se celebran cada primavera desde
2000 y que son casi tan veteranas como la propia organización, fundada en 1996,
y a punto de cumplir dos decenios en el estudio y divulgación de tan castizos
instrumentos. La Muestra de este año la han conformado siete conciertos en
total, todos celebrados a la misma hora en la Iglesia de San Miguel y San
Julián, y distribuidos en su mayoría los fines de semana desde el 25 de abril
hasta el 10 de mayo (uno cada sábado y cada domingo), a excepción del de
clausura, que tuvo lugar en miércoles. Fue este el único de ellos protagonizado
por la Orquesta anfitriona, siendo el resto fruto del trabajo de las agrupaciones
invitadas, cuatro españolas y de dos internacionales: en concreto, el Trio
Arekipe (de Venezuela, Colombia y Francia), el Grupo de Fado Académico de la
Universidad de Oporto (de Portugal), la Orquesta de plectro y guitarra de la
Región de Murcia, la Orquesta langreana de plectro (de Asturias), la Orquesta
de pulso y púa “Villa de Chiva” (de Valencia), y la Agrupación Musical
“Albéniz” (de Cantabria).
Lejos del
prejuicio de algún que otro nuevo interesado, y pese a emplear armamento similar, las maneras de este
tipo de formación musical distan mucho de las de una típica tuna universitaria.
En el caso específico de la Conde Ansúrez, bajo la dirección de Antonio Borja, la
Orquesta prepara e interpreta, casi siempre sin coste directo para el
espectador, piezas de “diferentes géneros, estilos y épocas” —como informan
ellos mismos—, mucho más allá de los manidos Clavelitos. Sus dieciséis miembros se valen para ello no solo de
laúdes, sino también de bandurrias, guitarras y bajos acústicos, con los que han
tocado las ya más de cien piezas que componen su repertorio. Si bien algunas de
ellas son composiciones originales para estos instrumentos, lo cierto es que
buena parte del tiempo de ejecución ante el público se completa con obras pensadas
para otros; una práctica que hace de la Orquesta una experimentada adaptadora, en especial, de la cuerda
frotada a la pulsada.
El 20 de
diciembre de 2014, en el más reciente de los conciertos Preludio de Navidad que la Orquesta Conde Ansúrez ofrece a finales de año, la misma introductora de
esta última ocasión, Ángeles Porres, destacó en su saludo la importancia de
actos como estos de cara a promocionar los instrumentos de plectro como una
opción musical más, subrayando, asimismo, la presencia de piezas clásicas
utilizadas en el cine o la televisión entre las que la orquesta interpretaría aquella
noche. No cabe duda de que una de las mejores formas de conectar con el público
es ofreciéndole melodías que le son agradables y conocidas, y seguramente sea
por ello que siempre entra en los programas alguna que otra pieza que encaje en
la definición. El programa del concierto final de la XVI Muestra incluyó, por
ejemplo, un triplete de tangos sonados: Libertango (Astor Piazzolla, 1974), El choclo (Ángel Villoldo, 1903), y Por una cabeza (Carlos Gardel, 1935); este último, sin ir más lejos,
utilizado por Seat en 2009 en un anuncio de TV. La sesión dio comienzo con el concierto
para mandolina RV558 de Antonio Vivaldi, con tres movimientos, al que siguieron
otras diez piezas en el programa, más dos de cortesía para los más adeptos.
El agradecimiento
de la audiencia nunca se hace esperar con una buena selección de obras y una
fabulosa interpretación. Los miembros de la Orquesta —con especial mención a los
solistas de guitarra y a su concertino de 16 años, Guillermo López de la Mano, uno de los integrantes
más jóvenes— lograron de nuevo cautivar a los presentes con el sonido de su maestría
y precisión, al son de temas variados, algunos con marcado acento español, ligeros o
contundentes, que arrancaron siempre el aplauso del público. Un sonido
cristalino, como secuencias de tonos que intermitentemente resemblaban la
lluvia de la tormenta o la calma del agua que desciende el arroyo; como
melodías que, entre guitarras y bajos, a veces se desvanecían, pero siempre
dejando un delicado regusto musical. Tan cerca de la belleza, es aún motivo de
especulación si el atril de primera fila que cayó al suelo del escenario, al
término del concierto, lo hizo por algún golpe accidental, o porque cayó
rendido a los pies de los músicos.
Con todo, la
Orquesta de Laúdes Españoles “Conde Ansúrez” brindó a cualquiera que se
acercara una nueva oportunidad para conocer esa “música olvidada”, apartada de
lo comercial, con la peculiaridad y encanto añadidos que conlleva ver hacerlo desde
el prisma de la tradición y de la vocación de continuidad. La iniciativa de
este y de grupos similares, más allá de ofrecer disfrutes puntuales al
interesado, resulta fundamental para mantener la vigencia de estos instrumentos,
ya sea mediante sus reivindicaciones —promueve la creación de una Cátedra específica
para instrumentos de plectro— o su función de cantera. Porque, ¿quién sabe si
el pequeño hijo del director, de dos añitos, que ya apareció en escena, será el siguiente
miembro? Si así fuera, esté tranquilo: hay plectros y Conde Ansúrez para rato.
M. Pérez
Para más
información, consulte el sitio web de la Orquesta de Laúdes Españoles “Conde Ansúrez”, www.orquestacondeansurez.es, y su perfil en Facebook, facebook.com/OrquestaCondeAnsurez
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